domingo, 30 de enero de 2011

Una propuesta antigua para gente actual

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Cinco mil años después de su origen, una filosofía, un método, o cualquier cosa puede sufrir innumerables deformaciones y adaptaciones. Con el Yôga no fue diferente.

En su origen este método buscaba ampliar la consciencia a través de diversas y poderosas técnicas. En el camino proveía al practicante de mucha energía y un gran desarrollo en la calidad de vida y el bienestar.

Con el paso de los siglos y las sucesivas invasiones que sufrió el territorio que hoy ocupa India, aquella filosofía comenzó a ser adaptada y modificada. Lo que antes era un método que proveía evolución, fuerza, poder, energía, pasó a ser entendido como algo que buscaba “calmar” e incluso curar enfermedades; algo muy distante de su propuesta original.

Por fortuna vivimos en una civilización que, aunque muy profundo, guarda todos los conocimientos que necesita para evolucionar.

Fue así que el Maestro DeRose, en su búsqueda por un Yôga auténtico, dio con él. Era un método perdido que se escondía en las más profundas áreas del inconsciente, un tesoro fascinante, una verdadera filosofía que, sin ningún tipo de pretensiones, promovía un desarrollo y una evolución segura para el Hombre.

Ese Yôga Antiguo, primitivo, arcaico, se conoce hoy con el nombre de SwáSthya, una propuesta cultural que, por su vínculo al arte y la filosofía, es preferido especialmente por un público joven, culto, alegre y descontraído.

Tiene el más amplio arsenal de herramientas. Desde técnicas corporales, hasta ejercicios de concentración y meditación; el SwáSthya busca ampliar la conciencia en todos los sentidos de una manera descontraída y completamente exenta de misticismo.

Navegue en éste blog y descubra el fascinante universo del SwáSthya.

En la foto, el Instr. Pablo Fernández de Sede Nuñez de Método DeRose en Buenos Aires.