martes, 8 de mayo de 2012

El sembrador

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Una tarde de otoño subí a la sierra
y al sembrador, sembrando, miré risueño.
¡Desde que existen hombres sobre la tierra
nunca se ha trabajado con tanto empeño!
Quise saber, curioso, lo que el demente
sembraba en la montaña sola y bravía;
el infeliz oyóme benignamente
y me dijo con honda melancolía:
-Siembro robles y pinos y sicomoros;
quiero llenar de frondas esta ladera,
quiero que otros disfruten de los tesoros
que darán estas plantas cuando yo muera.
Por eso cuando al mundo, triste contemplo,
yo me afano y me impongo ruda tarea
y sé que vale mucho mi pobre ejemplo,
aunque pobre y humilde parezca y sea.



¡Hay que luchar por todos los que no luchan!
¡Hay que pedir por todos los que no imploran!
¡Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan!
¡Hay que llorar por todos los que no lloran!
Hay que ser cual abejas que en la colmena
fabrican para todos dulces panales.
Hay que ser como el agua que va serena
brindando al mundo entero frescos raudales.
Hay que imitar al viento, que siembra flores
lo mismo en la montaña que en la llanura.
Y hay que vivir la vida sembrando amores,
con la vista y el alma siempre en la altura.

Blanco Belmonte

domingo, 6 de mayo de 2012

La terminología del SwáSthya

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Es común en nuestras clases escuchar el nombre de las técnicas en su idioma original. Tratándose de Yôga ese idioma es el sánscrito.

Para un nuevo puede ser difícil de entender, pero luego de familiarizarse con la terminología usada, los nombres de las técnicas pasan a ser completamente comprensibles y le brindan al alumno la posibilidad, por ejemplo, de poder practicar con un instructor que hable un idioma diferente cuando está de viaje.

La nomenclatura utilizada está sistematizada dividiendo los nombres de las técnicas en prefijos, radicales y sufijos. Mientras más prefijos tenga un nombre, más información nos brindará sobre la técnica. Utilicemos un ejemplo: mahá parshwa padma jánushírsh ásana.


El sufijo siempre nos informará la familia o el tipo de técnica. En este caso nos informa que es un ásana, o sea, una técnica corporal.

El radical nos especifica cual de los individuos de aquella familia. En este caso jánushírsh. Si sabemos que jánu quiere decir rodilla y shírsh cabeza, entonces podemos deducir que se trata de una técnica corporal en el que la cabeza y la rodilla se unen.

Por último, los prefijos nos van a indicar qué variación de la técnica realizaremos. En este caso tenemos tres indicaciones mahá parshwa padma. El orden en que deberán ser interpretadas será siempre de derecha a izquierda. Entonces concluimos que estamos hablando de una técnica corporal en que la cabeza se une a la rodilla con un pie en padma, o sea, con el empeine apoyado en el muslo contrario; después viene parshwa, informando que la variación es de flexión lateral; y por último el término mahá, que determina que el grado de la flexión es el máximo posible.

Es bueno siempre recordar que el Yôga tiene más de 5,000 años de existencia, lo que ha generado muchas divergencias entre los nombres de las técnicas utilizadas por cada escuela, por lo que resulta muy sensato adoptar una actitud de tolerancia hacia esa multiplicidad de nombres o incluso de pronunciación y formas de escribirlos.

Para familiarizarse más con el tema lea el capítulo A terminologia do SwáSthya Yôga del Tratado de Yôga de DeRose.