martes, 30 de agosto de 2011

Satya y el reconocimiento de la libertad propia.

Una de las proscripciones éticas del Yôga es satya, que se refiere a la verdad. Para quien practica y para quien persigue una meta de evolución, este concepto puede ser entendido en más de un sentido.

El hablar o actuar de acuerdo a la verdad, está vinculado directamente con el conocimiento de la libertad propia.

El que se entiende libre reconoce el valor que tiene su palabra. Aquel que actúa de manera ética, impecable, jamás necesitará hacer uso de la inverdad. Recurrir a la mentira sobre algo hecho o dejado de hacer, implica renunciar al coraje y la fuerza propios de quien actúa de manera responsable.

La transparencia de lo hecho y de lo dicho es algo característico de quien actúa sin miedo y con plena consciencia de su libertad.

Ese actuar de acuerdo a la verdad se extiende también, y con mucho más razón, al hablar e incluso al escuchar lo que se declare sobre un tercero.

Quien se preocupa por mantener una interpretación de los hechos más próxima a la realidad, se preocupará por no propiciar un rumor y mucho menos crearlo o dejarlo circular cuando lo escucha de otro.

Con todo, al mantener esa actitud honesta y coherente, el yôgin también se preocupa de no cometer una agresión verbal por falta de tacto. Al hablar, quien alcanzó niveles más avanzados en su práctica tendrá consciencia de las posibles interpretaciones que puedan dársele a sus palabras, para evitar confundir al que escucha, y más aún para evitar que el interlocutor se sienta agredido de cualquier forma.

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