Ya vimos la primera y segunda normas éticas del yôgin: Ahimsá y Satya. Ahora nos toca conocer la tercera: Astêya, no robar.
- El yôgin no debe apropiarse de objetos, ideas, créditos o méritos que sean debidos a otro.
- Es evidente que, al hacer uso en clases, entrevistas a órganos de comunicación y textos escritos o grabados, de frases, definiciones, conceptos, métodos o símbolos de otro instructor, su autor debe ser siempre honrado a través de la cita y/o derecho autoral, conforme el caso.
- Deshonesto es prometer efectos que el Yôga no puede proporcionar, así como ofrecer beneficios exagerados o irreales y, principalmente, curas de cualquier naturaleza: física, psíquica o espiritual.
- Un instructor de Yôga no debe robar alumnos a otro instructor.
- En consecuencia, será antiético que un instructor se instale para dar clases en las proximidades de otro profesional de la misma línea de trabajo, sin consultarlo previamente.
- Se considera deshonesto que el instructor cobre precios irrisorios, pues, además de desvalorizar la profesión, estará robando el sustento a los demás instructores que se dedican exclusivamente al Yôga y necesitan vivir con dignidad y sustentar a sus familias como cualquier otro ser humano.
- Tal procedimiento estaría, además, robando a la Humanidad el patrimonio cultural del Yôga, ya que sólo podría enseñarlo a precios innobles quien tuviera otra forma de sustento y, por lo tanto, no se dedicara a tiempo integral al estudio y auto-perfeccionamiento en esta filosofía de vida, lo que culminaría en una gradual pérdida de calidad hasta su extinción total.
Precepto moderador:
La observancia de astêya no debe inducir al rechazo de la prosperidad cuando ella representa mejor calidad de vida, salud y cultura para el individuo y su familia. Con todo, la opulencia es un robo tácito.
Fuente: Libro "Yôga Avanzado, SwáSthya Yôga Shastra" del Maestro DeRose.
2 comentarios:
de repente me siento bruto!
necesitas comenzar a practicar....
that's it.....
;)
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