En el SwáSthya existe lo que conocemos como el Código de ética del Yôgin.
Un código elaborado por el Maestro DeRose, inspirado en los Yôga Sutra de Pátañjali y que sirve de guía para el prefeccionamiento del practicante.
En lo adelante iré posteando uno a uno los preceptos de este código.
Para empezar, claro, hagámoslo por el primero:
Ahimsá, la no agresión.
La primera norma ética milenaria del Yôga es ahimsá, la no agresión. Debe ser entendido lato sensu.
• El ser humano no debe agredir gratuitamente a otro ser humano, ni a los animales, ni a la naturaleza en general.
• No debe agredir físicamente, ni por palabras, actitudes o pensamientos.
• Permitir que se perpetre una agresión, pudiendo impedirla y no haciéndolo, es ser cómplice del mismo acto.
• Derramar sangre de animales o infringirles sufrimiento para alimentarse de su carne muerta constituye barbarie indigna de una persona sensible.
• Escuchar una acusación o difamación y no abogar en defensa del acusado indefenso por ausencia constituye confesión de connivencia.
• Más grave es la agresión por palabras, actitudes o pensamientos, cometida contra otro practicante de Yôga.
• Inexcusable es dirigir tal conducta contra un profesor de Yôga.
• Sumamente condenable sería que un procedimiento hostil fuera perpetrado por un profesor contra uno de sus pares.
Precepto moderador:
La observancia de ahimsá no debe inducir a la pasividad. El yôgin no puede ser pasivo. Debe defender enérgicamente sus derechos y aquello en lo que cree.
Fuente: Libro "Yôga Avanzado" del Maestro DeRose
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