jueves, 16 de julio de 2009

Pránáyáma, el arte de respirar.

Hace milenos, los sabios ya se habían dado cuenta del efecto que tiene la respiración sobre nuestras emociones y la salud. A través de la observación se dieron cuenta del patrón respiratorio que llevaba una persona según su estado de ánimo y así buscaron invertir ese proceso reproduciendo respiraciones que puedan influir positivamente sobre el organismo y la salud para mantenerse bien dispuestos y revitalizados. Con los años y a través de la práctica fueron desarrollando y perfeccionando ese arte que hoy llega a nosotros con el nombre de pránáyáma.
En ese mismo proceso de observación, notaron como una respiración rápida y acelerada tenia el poder de vitalizar y estimular, y una respiración lenta y pausada tenia la capacidad de calmar y aquietar.
En la vida cotidiana, ese acto tan vital y básico se realiza de una forma inconciente y prácticamente involuntaria. El Yôga, en el proceso de expandir la conciencia, lleva la respiración a un nivel superior.
Así, haciéndonos concientes del proceso respiratorio, podemos intervenir y modificarlo para acumular energía y aumentar nuestro rendimiento, para concentrarnos, descontraernos, revitalizarnos e incluso para penetrar en estados más sutiles de conciencia.

¡A respirar!

No hay comentarios: